miércoles, 27 de febrero de 2013

La casa del Pirata


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Hola amigos,

Este blog nace con la idea de dar a conocer tanto a los gaditanos como a sus visitantes, historias y leyendas recopiladas de otros blogs y páginas dedicads a  la ciudad más antigua de occidente. En un lugar con tanta historia y con una idiosincrasia tan peculiar nos encontramos historias de todo tipo; escalofriantes, terroríficas, entrañables e incluso morbososas. Sin más dilación paso a contaros la primera: La casa del Pirata, cortesía del blog http://misteriosdecadiz.jimdo.com/.


Cuenta la historia, que un pirata enamorado de la mar partió en su galera en busca de nuevos tesoros. Y por caprichos del destino, este pirata encontró uno de los mayores tesoros de la época, pero ésto le costó en naufragio de su embarcación y muchos años perdido en una isla desierta.

    Estaba desolado. Había cumplido su sueño pero para ello había perdido toda su vida.

    Justo antes de darse por vencido y perder las esperanzas, apareció por aquella isla un barco mercante. El pirata no lo dudó y dejó el tesoro para regresar a su tierra junto a su esposa.
Cuando regresó a casa después de tanto tiempo, creyó que su bella esposa dándolo por muerto se había vuelto a casar.  Pero al llegar a Cádiz descubrió muy sorprendido que aún le esperaba. El pirata, embriagado por la emoción, quiso premiar la fidelidad de su esposa y pese a la negativa de ésta, se volvió a embarcar rumbo a aquella isla para recuperar el tesoro, no sin antes prometerle a su mujer que sería su último viaje y que de tanta riqueza que le traería, la enterraría en oro.

    El pirata regresó y cumplió todas sus promesas, a pesar de dejar su pasión, que era la mar. Con tanta riqueza e intentando aliviar la pena del pirata, su mujer mandó a contruir una casa un tanto especial. Un torreón desde el que se podía ver toda la ciudad de Cádiz, incluso, la mar. La casa recordaba a un viejo barco, con grandes cristaleras que tenían la forma de las plumas de las gaviotas. Y un pequeño timón con el que poder simular sus fantasías y así navegar en su imaginación.

    Ahora, todo era perfecto o al menos, eso creía.
Poco después de terminar de construir la casa, la mujer contrajo una enfermedad a causa de la cual terminó falleciendo. El pirata nunca olvidó su promesa de enterrarla en oro, así que el féretro en el que enterró a su mujer estaba repleto del oro que había traído de aquella isla.

    La noticia recorrió toda la ciudad hasta llegar a oídos de unos ladronzuelos, que excitados ante la idea de hacerse ricos, profanaron la tumba de la mujer del pirata, sólo, para robar las riquezas.
    Cuando esta terrible noticia llegó a oídos del pirata, y pudo comprobarlo con sus propios ojos, preso de la repulsión y el odio, no dudó ni un instante en tomar su rifle e ir en busca de aquellos bandidos para quitarles la vida.

    A consecuencia de su delito, el pirata fue condenado a estar en la cárcel durante el resto de sus días.

    Y así fue, como aquella casa del pirata, situada en la calle Beato Diego núm 8 de la ciudad de Cádiz, se convirtió en una leyenda que los curiosos podrán visitar y vivir junto a ella las mil y una aventuras que el pirata imaginaba cuando se agarraba a su timón.
 

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